sábado, 21 de febrero de 2009

Siempre he sentido la pintura como una manera de soñar despierto, buscando imágenes, ambientes…que rellenan un vacío, que satisfacen un hambre que no sé como describir o definir, aunque ha estado conmigo desde que tengo memoria.

Creo que lo que mis cuadros tengan de únicos es como surgen, como las imágenes aparecen. Me vienen desde dentro y cuando mejor estoy las reconozco, como si las hubiese vivido antes, emprendo la labor de hacerlas fuertes, sólidas e intensas. Siempre intentando no perder sus raíces, el olor a niebla que las produjo. La excitación del descubrimiento de la aparición.

Mark Howie, un día de primavera del 2008.

1 comentario:

  1. Cuando era pequeña, antes de acostarnos la abuela me mandaba apagar las luces de la casa, yo bajaba lentamente con miedo hasta la puerta principal, apagaba el primer interruptor y salia corriendo hasta llegar al siguiente. Luego me ponía el pijama para dormir y dejaba mi ropa en una silla, la abuela siempre dejaba una contraventana abierta para que entrara la luz, pero cuando hacía viento el remolino de luz hacía que mi ropa pareciera un oso que se movía, no podía dejar de mirar hasta que el sueño me vencía

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